jueves, 30 de enero de 2014

La silla mágica de Anita

Anita y Máximo jugando con
 la silla, tal vez practicando 
para asistir  a la próxima fiesta!
En un día como cualquiera pero que pronto sería fuente de reflexión, me encontraba escribiendo un mail cuando apareció Anita, la hija menor de mi amigo, y con su voz suave me preguntó: 

-“Nélida… ¿por qué trajiste una silla de ruedas?” Paré de escribir, le dediqué toda mi atención y le contesté: -“Resulta que en rehabilitación estoy haciendo unos ejercicios muy fuertes por los que luego me siento muy cansada. Entonces, para hacer recorridos largos la uso; por eso la traje, así puedo trabajar y me siento bien”.
Me miró, pensó por un mili segundo y arremetió con otra pregunta: “… y si una nena va a una fiesta y lleva una silla de ruedas y se queda dormida, se puede sentar en la silla de ruedas y la llevan ¿no es cierto?”.  Debo ser sincera: no entendí bien a qué se refería o a qué apuntaba su pregunta, así que rápidamente contesté: -“Sí, claro, a la nena la pueden llevar”. 

Cuando quise indagar fue demasiado tarde: ella ya tenía su respuesta y se aprestaba a seguir jugando… con mi bastón…
Al rato, cuando le conté a la madre lo ocurrido, entre risas me dijo: -“¿Sabés por qué te preguntó eso? Lo que pasa es que últimamente tuvimos dos cumpleaños de quince y le dijimos a nuestros dos hijos que no los llevábamos porque ellos seguro se iban a cansar, a quedar dormidos y luego no íbamos a poder cargarlos y llevarlos hasta el auto, por esa razón deberían quedarse en casa para descansar tranquilos”. Entonces nos reímos ambas de la ocurrente manera de Ana para solucionar el problema.
Anita, la viejita, con mi bastón.
Siempre me pareció sumamente rara la adoración que ambos niños han tenido por mi bastón. Máximo, cuando era bebé, jugaba con él y se enojaba mucho cuando yo debía usarlo y por consiguiente debía sacárselo. Ana se colgaba del bastón mientras yo caminaba, hasta que un día le expliqué que lo usaba para caminar y que ella no podía jugar con él mientras yo lo estuviera utilizando pues eso haría que me cayera y tal vez me lastimara. Sus papás le explicaron que lo precisaba para caminar siempre. Desde entonces cada vez que me ve sentada viene y me pregunta: “¿Estás bien? ¿Estás sentada? ¿No precisás el bastón? ¿Me lo puedo llevar?”. Entonces se lo presto y se va a jugar con él, haciendo sus mil papeles… “Soy Anita, la abuelita viejita” dice y achina sus ojitos al tiempo que habla entrecortado.
Estos niños han sido criados en contacto con mucha gente pues sus padres son hoteleros. Desde pequeños han visto cientos de pasajeros de diversas edades, personalidades y nacionalidades. Siempre que preguntaron por bastones, muletas o sillas se les contestó para qué sirven las ayudas técnicas. No sé por qué rara cuestión no les son extraños, deprimentes, tristes o simplemente agentes de contagio de enfermedad alguna. Son simplemente eso, una ayuda, algo que puede auxiliar a cualquiera que las necesite de las maneras más extrañas. O pueden ayudarlos a ellos a convertirse en otra persona, en un ser motorizado. Son, de alguna manera, como un disfraz.
Aquí les pedí que posaran para la foto, Ana 
saluda cual princesa desde su carruaje, 
Máximo la lleva contento  y en algún 
descuido la hace encontrar 
con la pared más  despejada, juegan 
no les infunde miedo ni rechazo,
es un medio de locomoción más.
Por esa razón LA SILLA para Ana es una SILLA MÁGICA ¡¡¡es la SOLUCIÓN que le permitirá la próxima vez ir a la fiesta a la que deseaba asistir!!!
Para terminar quería compartir una frase que me impactó días pasados.
"Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento" Eleanor Roosvelt
Una silla, un bastón, un andador, un scooter son una AYUDA, no una perdición. Pueden ser tu oportunidad de hacer, conocer, sentirte bien, hacer lo que amás, redescubrir una actividad que dejaste de hacer, porque simplemente no te daba el cuerpo…
Un bastón, una silla o un andador NO TE HACEN MÁS VIEJO, MÁS VULNERABLE, MÁS TRISTE, MÁS INSERVIBLE NI MÁS CERCANO A LA MUERTE. 

No busques todo eso en un elemento INERTE… buscálo adentro tuyo. Miráte al espejo y aceptá que sos vos el primero que se SIENTE MENOS, QUE NO SE ACEPTA LLEVANDO UN BASTÓN O QUE LE PARECE DEPRIMENTE TU FIGURA SENTADO ARRIBA DE UNA SILLA DE RUEDAS, o una especie de robot por llevar un andador.

¡Si la frase de Eleanor Roosvelt es verdad, y NADIE PUEDE HACERTE SENTIR INFERIOR, cuanto menos podrá hacerlo UNA COSA!
Por un momento, borrá todos tus pensamientos y preconceptos de tu mente. Dejá que la lógica y el pensamiento de Ana te invadan. Mirá a tu ayuda técnica como UN ALIADO PARA ALGO, una actividad, un evento, ALGO y no lo mires desde arriba, o desde abajo, como tu enemigo más íntimo. Intentálo, hacélo, aceptá el desafío y tal vez te sorprendas como me sorprendí yo ante LA SILLA MÁGICA DE ANITA.

8 comentarios:

María Estela Chiuzzi dijo...

Gracias por el mensaje de esta nota. A mí me costó comenzar a usar el bastón, hata que entendí lo que vos expresás, que es una ayuda, un soporte para poder seguir activos y no limitarnos.
A mis sobrinos también les fascina el bastón y jugar con él. El más chiquito (ahora 2 añitos) desde que tenía alrededor de un año y medio, cuando ve mi bastón apoyado en algún lado, lo agarra y me lo alcanza. Todos entienden que pueden jugar con él, mientras no se los pida para caminar. En ese caso, sin ningún problema me lo devuelven. Sí, los chicos entienden mucho mejor que los adultos. Deberíamos tratar de simplificar las cosas, como ellos, sin darles tanta vuelta. Saludos.

Adriana dijo...

Un texto que divierte pero que llega al fondo de uno mismo. ¡Gracias!

Mónica Beber dijo...

Hay nélida!
tu nota empezó arrancándome sonrisas ante la simplicidad del pensamiento de anita y la "magia" de la silla (hay de los padres, que empiecen a conseguirse una para el próximo cumple porque se les acabó la "excusa") y terminó robándome unas lágrimas la recordar lo mucho que le costó a mi querida abuela aceptar que en sus últimos días debió trasladarse en una silla.
Es como decís, los chicos suelen ver en estas ayudas técnicas un elemento diferente y que los lleva al juego y a soñar! los bastones son espadas y las sillas bólidos de la Formula 1... la silla de la abu no quedaba quieta si mis sobrinas pequeñas andaban por ahi!!!
A los que les cuesta es a los adultos, a los que siempre tuvieron pre-conceptos negativos sobre dichas ayudas!!! Pero gracias a Dios estamos cambiando, el concepto está cambiando, y de a poco, estos "amigos" se van incorporando al accionar de todas las personas de las manos de los niños!
Mónica Beber - Concordia - ER

Anónimo dijo...

Qué linda nota Nelly !!! podemos sumar a Manuel quien tiene a dos abuelos viejitos los cuales los dos usan bastón y es lo más preciado para Manu cuando ellos vienen a visitarlo o lo hace él... " Abu me prestás el bastón" y a la abu mucho no legusta pero su corazón de abuela puede más que con ella misma y le dice - " Sí Manu pero no lo revolees por ningun lado!!! " - Manu dice que sí a su abuela y emprende su aventura Marcial hacia dónde ( por su puesto) podamos verlo... hace sus Kalistenias entre tanto abu relojea que todos estemos ilesos y en el momento de la partida la entrega de Bastón es inmediata para Manu quien sabe muy bien que es su Bastón el que ayuda a dar paso firme a su Abu Nelly...<3. Vero Ricci.

Martisu dijo...

Muy bueno!!!!!!!!!!!! como todo lo que hay en tu blog. Hablar desde la teoría es fácil, pero cuando se habla y se escribe desde la experiencia es emocionante y llega a lo más profundo del aquellos que lo leen.

martha inés dijo...

Me encantó Nélida y es así, mis chiquitos siempre vieron con naturalidad los elementos de ayuda motriz. Cuando estaba la "abuelita-baba", mi mamá y abu de Caro, les fascinaba jugar con el andador, después de las explicaciones del caso. Gracias Nélida un emotivo recordatorio.

Nélida Barbeito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nélida Barbeito dijo...

Gracias a:María Estela Chiuzzi, Adriana, Mónica Beber, Verónica, Maritsu y Martha Inés por tomarse el tiempo de escribir sus experiencias. Creo que el valor de este post se vé muy enriquecido por los comentarios de cada uno, tanto, que bien podría constituir otra historia.
Regálenselo a quien lo precise, péguenlo en el muro de quien pase un momento difícil aceptando estas ayudas y por ahí podrán poner una sonrisa y luz sobre el tema. Gracias, gracias, gracias a ustedes!