Mamá y papá, seguramente mis mentores a la hora de ser viajera. |
Últimamente me pregunto:
¿Cuántas etapas tiene un viaje? ¿Qué nos hace viajar? ¿Qué hace que volvamos a rememorar un viaje?
Casi diría que todas estas preguntas salen de charlas con mi
madre y de escuchar a mis tías, de sangre y del corazón.
Si urgo un poco más en mi memoria me recuerda a las largas mateadas de fin de semana que teníamos los tres mientras desayunábamos en la cocina de casa.
Creo también que tengo una búsqueda interna con el tema de los viajes. Quiero saber desde
cuando me gustaron, si me educaron viajera, me picó la mosca Tsé Tsé o mejor
dicho la del viaje-viajé.
Este tema suelo abordarlo contando alguna anécdota personal cuando doy alguna de mis charlas.
Viajo desde pequeña, porque a
mis papás siempre les gustó viajar. Cuando no había dinero se viajaba mucho
para ir a tomar un helado a un lugar especial. Mucho son 40 kilómetros, hace
cuatro décadas, para ir a EL LUGAR, en una Buenos Aires sin autopistas, a pura calle y avenida lo que significaba mucho más tiempo.
Me han llevado de campamento
a los dos años, a lo que hoy sería un hostel a los tres y saltamos
el charco hacia Europa a mis seis años.
Recorrimos cuatro países en 20 días. En todos los casos que
tomamos tours yo era la única criatura pequeña en todo el bus. A mis padres los miraban con
cara de: Oh Horror tendremos que soportar una niñita. Terminé siendo la
mascota de todas las excursiones e hice quedar muy bien a mis padres. Anécdotas
hay mil y mi memoria guarda bastante fielmente muchos recuerdos que las fotos de rollo y diapositivas refuerzan. Pero esa
parte se las cuento otro día.
Para llegar a que yo cruzara el charco a mis jovencitos seis
años, pasó antes que mi papá lo cruzara por trabajo por primera vez en 1978.
Aterrizó nada menos que en Helsinki, Finlandia, para ser parte del equipo que pondría en marcha el rompehielos Almirante Irízar.
Aterrizó nada menos que en Helsinki, Finlandia, para ser parte del equipo que pondría en marcha el rompehielos Almirante Irízar.
Estos banderines y otros souvenirs llegaron a casa para quedarse. |
Era un joven ingeniero de 29
años, proveniente de una humilde familia de trabajadores.
Mi abuela, ama de casa, criaba a sus dos hijos, mi abuelo tenía 3 trabajos para que mi papá estudiara en la universidad.
Con su hijo recibido de ingeniero y trabajando en su profesión, su última gran alegría fue saber que lo enviarían a este gran viaje.
Mi abuela, ama de casa, criaba a sus dos hijos, mi abuelo tenía 3 trabajos para que mi papá estudiara en la universidad.
Con su hijo recibido de ingeniero y trabajando en su profesión, su última gran alegría fue saber que lo enviarían a este gran viaje.
Era por 3 largos meses. Le ofrecieron llevarse a la familia, pero
mamá pensó que no sería fácil. Tampoco imaginaba cómo arreglárselas si me pasaba
algo, pues me habían operado del corazón de más pequeña.
El país, la lejanía, el idioma finés (Suomi) que ni siquiera usaba las mismas letras romanas que nuestra lengua. Otro tema era estar por trabajo y no por turismo. Estamos hablando de épocas en las que los viajes no se sacaban desde una app. No había, o recién comenzaban las asistencias médicas en viaje y como destino, Finlandia, el fin del mundo, pero del otro lado en el norte.
El país, la lejanía, el idioma finés (Suomi) que ni siquiera usaba las mismas letras romanas que nuestra lengua. Otro tema era estar por trabajo y no por turismo. Estamos hablando de épocas en las que los viajes no se sacaban desde una app. No había, o recién comenzaban las asistencias médicas en viaje y como destino, Finlandia, el fin del mundo, pero del otro lado en el norte.
Conclusión, dos nos quedamos y uno partió.
Barracas - Finlandia non stop (bueno seguramente ha de haber hecho varias escalas).
Todo el caudal que tenía mi padre en viajes era: pesca en Chascomús, playa en San Clemente, caza en Córdoba y luna de miel en Bariloche.
Todo el caudal que tenía mi padre en viajes era: pesca en Chascomús, playa en San Clemente, caza en Córdoba y luna de miel en Bariloche.
Sólo hoy luego de haber viajado tanto y desde tan temprana edad
puedo tomar dimensión del shock que debe haber experimentado.
Fue el primero en la familia
en tener un título universitario, el primero en cruzar el charco. Para mi abuela
Lola debía ser un superhéroe. Para mi abuelo Luis, que lo cuidaba del cielo, pues
se fue poquito antes de que él partiera, el más grande orgullo.
Debo hacer una pausa para contarles que en este punto tuvieron
conmigo un problemita. Mi abuelo murió unos días antes de que papá se fuera de viaje, yo
tenía 3 años. Me dijeron que el abuelo se había ido al cielo y que no iba a
volver más. Cuando mi papá se fue de viaje, fuimos a Ezeiza como se acostumbraba, pues era un flor de evento. Cuando el avión despegó me dijeron que mi papá
estaba en él.
El avión se fue y desapareció en el cielo, en mi cabecita se igualaron
los términos, si el abuelo fue al cielo y no vuelve, papá fue al cielo y
tampoco vuelve.
No había santo que me convenciera de que la historia era distinta y que él sí volvería.
No había santo que me convenciera de que la historia era distinta y que él sí volvería.
Vuelvo a aclarar para los jóvenes que leen, que en 1978 no había
celulares, los teléfonos públicos eran escasos y los de línea también.
La diferencia horaria con Finlandia son 5 horas. Horas entre vuelo y conexiones, muchas más que ahora, asique al menos pasarían dos días hasta escuchar la voz de mi papá, que aparte se había ido a trabajar.
La diferencia horaria con Finlandia son 5 horas. Horas entre vuelo y conexiones, muchas más que ahora, asique al menos pasarían dos días hasta escuchar la voz de mi papá, que aparte se había ido a trabajar.
Me acostaba a dormir esperando escuchar la voz de mi papá que
llamaba en horas de la madrugada, todo lo que más podía. Esta parte de la historia me la contaron,
yo no la recuerdo.
Ese viaje marcó definitivamente su vida y la nuestra. La
historia sigue, de allí fue a París, porque era su sueño conocerla, más bien
creo que el de mi madre.
Él le preguntó a ella
incansables veces qué podía ver en París, mamá se cansó y lo mandó a contar los
remaches de la Torre Eiffel.
No les conté, pero muchos
saben que mi papá aparte de ingeniero era fotógrafo amateur, entonces llegó a
París y simplemente se enamoró de ella. La caminó incansables días y le
salieron ampollas porque había comenzado el verano.
No había Instagram, whatsapp
ni facebook y estaba solo. Como a mí le gustaba hablar hasta con las piedras, asique
volvía al hotel y escribía interminables cartas, una por día, que le mandaba a
mi madre. Sí leyeron bien cartas, de papel, mandadas por correo con estampillas
pegadas. Tampoco existía el correo electrónico y esto pasó hace menos de cuatro
décadas.
Asique bien, como todo lo que
se siembra con amor florece con fuerza, papá vino con ganas de que sus dos
amores conocieran el mundo.
Había ahorrado plata pues le daban para vivir, pero que por sus orígenes ahorraba, caminaba y comía en Mc Donalds. Sí, eso sí había en París en aquel entonces.
A su vuelta mientras le contaba a borbotones todo lo vivido, trataba de explicarle a mi mamá de qué se trataba, era un lugar de comidas en el que entrabas, mirabas una foto, señalabas, pagabas y te daban lo que había en ella.
Había ahorrado plata pues le daban para vivir, pero que por sus orígenes ahorraba, caminaba y comía en Mc Donalds. Sí, eso sí había en París en aquel entonces.
A su vuelta mientras le contaba a borbotones todo lo vivido, trataba de explicarle a mi mamá de qué se trataba, era un lugar de comidas en el que entrabas, mirabas una foto, señalabas, pagabas y te daban lo que había en ella.
Mi papá hablaba castellano,
de barracas, inglés poco, que los franceses siempre odiaron. También creo que hablaba Esperanto porque fuera como fuese se comunicaría con cualquiera para conseguir
lo que quisiera. Juguete ha de haber sabido decir, porque me trajo muchos de
todos los lugares en donde estuvo. Eran raros y cuando pude despegarme de sus brazos y darle cientos de besos, esos juguetes, ese olorcito que tenían, eran mi tesoro.
Asique volviendo al principio
de las tres preguntas,
¿Cuántas etapas tiene un
viaje?
¿Qué nos hace viajar?
¿Qué hace que volvamos a rememorar un viaje?
Para mí, el viaje tiene cuatro
etapas, cuando se lo sueña, cuando se lo planifica, cuando se lo hace y cuando
se lo recuerda.
Nos hace viajar: nuestra
historia, nuestra búsqueda, nuestra educación, de dónde venimos o quién nos
lleva de la mano a descubrir algo que aún no nos había llamado la atención.
Mi tía Marta en Troya, en
Turquía, mientras comprábamos unos caballitos muy pequeñitos, réplicas del grande, me enseñó sobre
los puntos de fuga que ella tiene en su consultorio. Un concepto muy
interesante en psicología clínica, que no viene al caso que les cuente en
detalle pero que es más o menos así: vos mirás algo algo y eso te puede
transportar hacia un lugar en el que estuviste.
Con la tía en la charla sobre la importancia del punto de fuga y su significado. MOMENTOS DE VIAJE. |
Como yo no lo uso para
trabajar, me atrevo a agregar algo más, se rememora, al oler algo, o al comer
algo que ocurrió en un viaje. Por eso es tan bueno ANDAR por los lugares,
mezclarse con su gente, comer sus comidas y escuchar sus sonidos. Viajar
despacio te garantiza la mayoría de las veces un recuerdo duradero.
Igualmente la percepción al
igual que los recuerdos son subjetivos. Rememorar el viaje para mí
sirve como trampolín para el próximo.
Afuera hay un mundo para
conocer, yo tengo mi mapa y lo voy completando con viajes en tren, avión, bus,
tranvía, tirolesa, ski, vaporetto o crucero.
En ellos toco piedras
milenarias, degusto nuevos postres, oigo distintos ritmos o llamados a la fe, me
pregunto o descubro a qué huele un lugar.
Trato de percibir a través
de los cinco sentidos lo más que puedo. Somos seres muy visuales, a
veces es muy enriquecedor cerrar los ojos para escuchar, oler, tocar y degustar.
Gracias a todas esas experiencias es posible que en un odioso día en que la vida nos encuentre superados, un remolino llegue a nuestra cabeza con todos esos recuerdos.
Seguramente entonces podremos fugarnos a ese espacio y tiempo donde disfrutamos la experiencia de lo nuevo, de lo distinto, de la aventura, de conocer otras realidades y entonces luego volver a la nuestra renovados para seguir adelante.
Seguramente entonces podremos fugarnos a ese espacio y tiempo donde disfrutamos la experiencia de lo nuevo, de lo distinto, de la aventura, de conocer otras realidades y entonces luego volver a la nuestra renovados para seguir adelante.
Más allá de que acuerden o no
con mi parecer en este tema, creo que todos sabemos que lo único que se va con
nosotros es lo vivido, y lo VIAJADO claro!!!
Hasta la próxima!
En este BLOG se habla mucho
sobre accesibilidad pero también sobre estas cosas, lo que pasa por dentro. ¿Por
qué viajamos? ¿Por qué volvemos a viajar?, ¿Por qué no podemos dejar de viajar?
Debajo de este les dejo otros post con temas similares.
Buenas rutas!!!
HERIDAS VIAJERAS Las mochilas que nos llevamos de viaje.
LA SILLA MÁGICA DE ANITA la visión de un niño sobre una silla de ruedas. Para Anita la llave hacia la fiesta.
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VOLVER A EMPEZAR Una impensada historia de vida en DISNEY
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4 comentarios:
Que relato tan lleno de amor! Lo he disfrutado como si se tratara de una hermosa y tierna novela, escrita con toda emocion por su protagonista. Hoy con sus recuerdos, esa protagonista a quien conozco, asi como a su mama Adriana, revive su historia y la de sus padres y familiares tan queridos y nos abre las puertas a sus recuerdos.
Gracias por hacernos participes de una buena parte de tu biografia, escrita con gracia y ternura, Nel. Un abrazo grande. Josefina
Sentir que soy parte de un ayer que se recuerda con tanto amor es para mí el mejor premio. Mi propia historia en sus palabras es un regalo que la vida me da. Gracias, hija, por el ayer visto desde tus ojos.
Josefina, tu comentario me sorprendió al tiempo que me emocionó mucho. Tus palabras sentidas llegaron a mi corazón, muchas gracias!
Madre, qué puedo decir, emoción y un gracias eternas por estara mi lado y ser mi eterna correctora y ofrecerme siempre tu parecer más sincero sobre cada escrito. Nell.-
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