miércoles, 27 de agosto de 2014

Los puentes de Venecia


Feliz luego de haber llegado a lo más alto del Puente dela Accademia y mirar por largo rato desde allí mi iglesia preferida, la Madonna della Salute, mientras tomaba aliento para bajar. Me asombraba como todos subían casi corriendo miraban para un lado, para el otro, click, foto y a seguir.
Para quienes van en una silla de ruedas, bastones, andador o afines los puentes significan: esfuerzo, desafío o hacer posible lo imposible, en cambio para quienes no poseen dificultades físicas los puentes en Venecia tal vez sólo sean la forma de cruzar de un barrio a otro  mirando cómo la ciudad se multiplica en sus infinitos espejos de agua.

Señora sentada en su andador 
escuchando a la orquesta de Lavena 
en la Piazza San Marco
Este es un post para VIAJEROS CON MOVILIDAD REDUCIDA, para quienes tienen tal vez poca autonomía de caminata y la posibilidad de subir y bajar algunos escalones siempre que haya una buena baranda y una mano amiga cerca.

Contaba en mi anterior post que se puede leer aqui que tengo la posibilidad de abandonar la silla, caminar, subir y bajar escaleras.

Hacer eso es bueno para mí pues me ayuda a tener el esqueleto en movimiento y permite que en el cuerpo circule la sangre y entre en calor en caso de que haga frío.

Es interesante destacar que mientras yo hacía el esfuerzo de subir y bajar un puente Adrián hacía lo propio llevando con la silla de ruedas junto a la mochila atestada de ropa, snacks y mapas que siempre llevaba colgada detrás y mi cartera.

Durante el último viaje por Venecia me dediqué a dos cosas: cruzar cuanto puente accesible hubiera y atravesar los NO ACCESIBLES. 

Los primeros para relevar lo hecho por el Gobierno de la ciudad para facilitar la accesibilidad, los segundos por el gusto de hacerlo, por el desafío y claro para disfrutar!

Por suerte en el camino me encontré con muchos puentes que están convirtiéndolos en accesibles. También crucé  otros que ‘alguien’ pensó que los hacía accesible generando RAMPAS ESCALONADAS, un ejemplo nefasto que sufrí en carne propia, más que yo lo sufrió Adrián.
En todos los casos pude vivirlos, comparar y disfrutar.

Nota al margen
Las siguientes cuatro fotos constituyen una novela en tiempo real de accesibilidad en Murano (una isla ceca de Venecia donde se produce el cristal que lleva su mismo nombre).

La señora venía mirando local por local en la isla de Murano,
el marido venía impaciente y con ganas de cruzar
 el puente para tomar un poco de sombra.

Le sacó el andador, lo plegó, caminó hasta el puente, lo subió y bajó solo.

Aquí el señor subiendo el puente solo y sin mirar hacia atrás para ver si la señora llegaba a él o no.

En esta foto a la derecha el señor cómodamente sentado a la sombra
en el andador de la esposa.
La señora arriba del puente SOLA subiendo y bajando con dificultad

Nota al pie:
Fea la actitud del señor que le sacó el andador 10 pasos antes del puente y se sentó a la sombra sin ayudar... 

sigamos entonces...

Señor con modelo avanzado de
andador con frenos y todo que 

acompañaba a su mujer fotógrafa.
Pero viajar también es compartir con quien te acompaña, las decisiones se toman de a dos sobre todo si el otro te ‘ayuda’ en la aventura.

Subir y bajar puentes con tamaña logística llevaba a socializar porque nunca faltaba quien nos ofreciera ayuda para que yo no tuviera que caminar. 

También mucha gente se ofrecía a ayudar a Adri con la silla cuando la llevaba sola o conmigo encima.

El tema es que no le puedo andar explicando a todo el que se cruza en mi camino que yo camino, pero poco, y que me gusta conocer las ciudades, pero mucho y que esa es la razón por la que una silla de ruedas o un scooter según el lugar son mi elemento preferido de transporte.

Cabe destacar que las veces que más nos ofrecieron ayuda fue de noche cuando el ritmo de la ciudad está marcado por el paso más relajado de quienes eligieron la isla para quedarse a dormir.

Las razones que puede tener uno para cruzar un puente y una pequeña reseña de puentes accesibles y otros poco accesibles queda para otro POST.

Quiero compartir aquí el día que cumplí un desafío personal y 

Crucé el Ponte dell' Accademia.

A lo lejos, Salute, blanca con su cúpula. En primer plano la baranda super útil para subir el puente y uno de de los candados más originales que vimos y combinaba justo!!!

Cuando lo conocimos siempre que nos 
perdíamos para llegar a la estación 
San Samuele
Este puente apareció en mi camino desde el primer momento que pisé Venecia pues quedaba muy cerca del hotel que nos quedamos, en San Samuele, muchas veces llegábamos a él puente perdiéndonos.

Pero no fue hasta hace poco que decidí ponerle el cuerpo y animarme a cruzarlo.

Para hacerlo tuve que convencer a Adrián de que iba a poder lograrlo. 

Toda la experiencia llevó algo más de una hora y media con muchas anécdotas para contar, aquí alguna de ellas.

El puente es enorme, el único de madera, es alto y las vistas desde allí le sacan el aliento a cualquiera. Hace poco descubrí un truco que hacen en las películas. 

Hacia la izquierda, La Academia de la literatura, con ese edificio de color vivo yesos arcos de corte entre gótico y mudéjar.


La vista, la silla, la mochila, la 
cartera y yo subiendo.  
PD: nunca entendí para qué
la doble baranda en una escalera,

salvo que hayan pensado en los niños
y las personas de talla baja.
Te muestran el puente del Rialto desde abajo y la vista desde Accademia como si fuera desde el del Rialto. 

La razón, creo, es que el primero es un puente emblemático desde el punto de vista arquitectónico, histórico y estratégico de la historia veneciana, fue el PRIMERO, en el Gran Canal. 

Pero la vista desde él no es muy impactante.

En cambio Accademia es un puente que no llama mayormente la atención arquitectónicamente, nadie repara mucho en su historia, lo hicieron PROVISORIAMENTE en madera hasta tener dinero para hacerlo en piedra, y como en muchos casos, LO PROVISORIO FUE PARA SIEMPRE, pero la vista hacia Salute, el gran Canal abriéndose hacia la laguna y el magnificente Instituto de Veneciano de letras y arte dejan con la boca abierta a más de uno.

No fue tarea fácil conquistar este puente, comenzamos a escalarlo en plena tarde a eso de las 5pm con el sol cayendo y con una multitud de gente que cual hormigas lo cruzaban hacia un lado y el otro. 

Subir tamaño puente con una silla de ruedas es un imán para que te charle gente de cualquier rincón del mundo. Llegamos a la parte plana arriba de todo y pasamos allí un largo rato, esperando que se hiciera un claro, disfrutando del tibio sol de primavera, charlando y sacando fotos. Cuando nos llenamos los ojos y los oídos, porque hasta una ambulancia pasó, nos decidimos a bajar.

Foto con Adri, casi tan difícil de convencerlo para estar en la foto como para subir al puente.

Como estaba anocheciendo iban brotando los manteros que vendían carteras imitación, que se ubicaban, como no podía ser de otro modo, al borde del puente en los escalones al lado de la baranda, que era el único camino que yo podía tomar. 

Baranda en mano derecha, bastón en mano izquierda un piecito, pasito, un escalón y luego el otro iba bajando.
El primer mantero se corrió pero el segundo y el tercero charlaban muy animados y no me vieron; el que se había corrido le gritó en algún idioma africano que yo precisaba ese lugar, entonces empezaron a levantar su mercadería.

Iba bajando a paso lento, cuando de repente una enorme mole morena se paró delante mío y hablándome en un idioma que no interpreté se hizo entender gestualmente. Me proponía que subiera a caballito para que él me bajara hasta el final del puente. 

Lo miré, acto seguido lo miré a Adrián y no pude más que explotar en una risa nerviosa. Faltaba bastante para llegar a suelo firme, e ir cuesta abajo nunca fue mi fuerte. La cara de quien llevaba la silla fue definitoria, la frase amenazante, me la dijo por lo bajo en castellano. 

Le agradecí al corpulento atlante y le dije que no podía pues me daba miedo subirme o la altura o lo que fuera porque fue mitad en inglés y mitad en gestos en los que no quería abundar. Se fue murmurando cosas que no entendí. 
Yo despaciosamente bajé hasta el final del puente por mis propios medios. 
Debido a mi esfuerzo y que lo hice solita conservé el acompañante y a mi medio de transporte, la silla!

Mi cara de felicidad por el logro de llegar a subir el puente, la de él es simplemente PISAR VENECIA. 

Nota final...
¿Alguien se quedó con la duda de con qué frase Adrián me disuadió para no aceptar el impensado transporte tracción a sangre?

Aquí vá: ¡¡¡Te subís y me voy con la silla!!!

Me quedaba en jean y bastón sin cartera, mochila, tarjeta de vaporetto para volver y a pesar de que el Ponte dell'Accademia me encantó no era para dormir debajo de él!!!

Si te gusta mucho VENECIA querés saber más sobre ella podés visitar estos links:

Primer acercamiento: 
VENECIA EN NÚMEROS

Un acercamiento integral e info sobre ACCESIBILIDAD
VENECIA Y SU EMBRUJO

Mis elecciones en Venecia
VENECIA 15 imperdibles del 2015


Mis elecciones en Venecia
10 TIPS sobre VENECIA
Observaciones
RODAR POR VENECIA

Hotelería: 
SAN SEBASTIANO GARDEN hotel accesible VENECIA

HOTELES BELLE ARTI y DOMUS CAVANI - VENECIA


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