martes, 24 de febrero de 2015

Accesibilidad en el día a día EL CASORIO Parte 1 El Civil


La entrada hacia arriba, 
la marquesina con colores 
contrastantes y grandes letras
para visualizar de lejos
En un día como cualquiera  tenía que asistir a un casamiento.El plan era sencillo en dos secuencias, asistir al civil y comer en un restaurante cercano. Pocos días antes del evento me contaron que la sala del civil quedaba en un primer piso por escalera bastante empinada y lo mismo pasaba con el restó.

Como ustedes saben soy un doble agente de la accesibilidad, voy en silla de ruedas pero ante falta de accesibilidad extrema armo bastón (literalmente)y con paciencia y despacito subo escalones, escaleras y afines.

Al instante de llegar al civil, salen los novios que habían ido a dejar sus documentos. La novia hermosa y radiante, el novio detrás pegó un resbalón que por poco lo deja de bruces en el suelo. Al resbalar revoleó la mirada, la única en percibir el traspié fui yo, reímos cómplices. A la salida de todos los registros civiles se le tira arroz a los novios, el arroz se va acumulando y los resbalones multiplicando.

Cuando llegó la hora de asistir a la ceremonia, fui en la silla hasta la puerta del registro, me levanté, subí un escalón, dí unos pasos y antes de encarar la escalera mi madre preguntó si podía dejar la silla en la planta baja, un empleado la miró con cara de pocos amigos y le contestó que hiciera como quisiera. Pedí, casi con un grito, por mi silla y un increíble número de caballeros ayudó a llevarla hasta arriba.

Luego de subir una escalera de escalones pequeños tuve que tomar la mano de alguien porque se olvidaron del último tramo de baranda. Al terminar de subirla me dí vuelta para observarla, fue lo más parecido a la escalinata de una pirámide en México. No quise imaginarme cómo haría para bajarla, preferí disfrutar la ceremonia. Pero el momento de bajarla llegó y si quería tirarle arroz a los novios, debía bajarla sin prisa pero sin pausa. 

A la salida de la sala y justo al lado de la imponente escalera ví un cartel que solicitaba se le diera prioridad a personas mayores, embarazadas y personas en silla de ruedas, reí para mis adentros y me pregunté cómo alguien en silla subiría hasta ahí. Les debo la foto porque sino me perdía a los esposos. Para hacerlo nuevamente un caballero me extendió la mano. Jorge, el tío del novio bajó la escalera hacia atrás, yo una mano en la baranda y otra tomada a la de él la bajé completa sin ver lo empinada que era. Bajé el último escalón que me llevaba al mar de arroz en la calle y los esperé sentada en la silla y no parada. No hacía falta un blooper, las estrellas eran los novios. Luego de la lluvia de arroz nos fuimos enfrente a sacarnos fotos, y de ahí a almorzar al restaurante elegido. 


Entrada a pie plano y con
cambio de textura
y colores MUY BIEN!
Al llegar ví con alegría que la entrada era a pie plano, con diferencia de colores para quien tiene baja visión y a los pocos pasos, un baño accesible al que entré presurosa. El baño era espacioso, y mal dispuesto pero limpio. Constaba de lavabo ubicado en el espacio de transferencia e inodoro standard pero de los bajos con unos 32cm de altura máximo con una sola barra abatible y sin ninguna en la pared. El espejo se encontraba alto. Todo lo descripto en el baño es corregible con poco esfuerzo y dinero.


Al salir del baño fui al próximo objetivo, la escalera al salón del primer piso donde habían armado una mesa para los que éramos. Antes le eché una mirada a la planta baja y observé dos cosas, un espacio amplio para sentarse a comer y una confitería donde se vendían exquisiteces del lugar que aparte de confitería era restaurante.

Ante la mirada absorta de los encargados del lugar llegué con velocidad a la escalera, frené la silla, bajé los pies de los pedales y me paré. Pude percibir su... ohhh, es el típico ohhh del que me imagina cual Lázaro, que se levanta y anda. Otro caballero, esta vez Alejandro, hijo de Jorge, se ofreció a llevar la silla hasta arriba. Por mi parte mano derecha en baranda mano izquierda para juntar la larga y amplia falda comencé a subir la escalera. 
El baño y todo lo que hay por reubicar y
agregar pero el espacio está.


Mientras subía la escalera me preguntaba  como en una misma obra podía haber escollos a superar. Aquí van sólo algunos: 1) la baranda comienza en el segundo escalón por lo que para tomarla hay que hacer un pase de baile clásico, 2) los escalones tienen pestaña, por lo que si no levantás bien el pié te podés tropezar al subir con un escalón y caer 3)  la baranda estaba partida en cada momento que la escalera cambiaba de dirección, 4) era una escalera compensada o sea que en el primer rellano (descanso), que como su nombre lo indica debe ser llano, estaba partido en dos y escalonado, del mismo modo en que estaba partida la baranda  5) por último pero no menos importante el primer y último escalón más altos que el resto y... último último 6) sin baranda al finalizar la escalera lo que es bueno para conocer caballeros pues al llegar al primer piso es ocasión para que a una la reciban a una cual princesa al llegar a un baile.

Nos sentamos a la mesa, comimos, reímos y sacamos fotos por cientos y algunos videos también, fue un momento muy lindo y relajado. 

Cuando todo terminó y el novio ahora esposo fue a pagar sucedió que el encargado del lugar a modo de disculpa le dijo: - Usted no me avisó que asistiría alguien en silla de ruedas. El esposo, relajado y atinado contestó: - usted tampoco me preguntó si vendría alguien con movilidad reducida.

Esto es un breve resumen de ese día a día que a veces pasa desapercibido al común de la gente.

Sólo espero dos cosas, bah tres porque soy pedigüeña. 

Por el lado del registro civil, me haría muy feliz que cualquier persona pudiera acceder en condiciones de igualdad y autonomía a ejercer un derecho como el de contraer matrimonio.

En cuanto al restaurante, que sepa aprovechar sus ventajas competitivas y las vuelque a nivel comercial diferenciándose de la oferta que tiene a su alrededor. Posee una entrada sin escalones, lo que comúnmente se conoce como a pie plano, tiene un baño accesible y si  a eso le agregara la comunicación y esa simple pregunta al pensar un evento vería sus ventas multiplicadas en el corto lapso.

Si hay algún wedding planner leyendo recuerden que es SU responsabilidad preguntar por la movilidad de los invitados a los novios pues es parte del servicio que ustedes ofrecen, pensar en lo que a ellos se les puede escapar porque están pensando en el momento más importante de sus vidas. 
Ya que los contratan para tener la fiesta en paz, ser felices y...COMER PERDICES!!!

1 comentario:

Adriana dijo...

Un relato veraz sobre un hecho que pasa desapercibido: la accesibilidad. Tal vez, de tanto hablarlo, se tome en cuenta. Por ahora, es sólo un deseo. Bien, Nell, por persistir en esta lucha sin desmayo.